1. El cliente difícil
El cliente difícil es el cliente
exigente, es el cliente que siempre está quejándose de todo, que siempre
encuentra un defecto hasta en el más mínimo detalle, que nunca queda
satisfecho, que cree tener siempre la razón, que no le gusta que lo
contradiga, y que puede hasta llegar a ponerse prepotente y agresivo.
Lo
primero que debemos hacer para tratar con este tipo de cliente, es
tener paciencia y mantener la calma, no caer en sus provocaciones, ni
discutir con él.
Debemos mostrar un genuino interés por él,
escuchando atentamente sus quejas y resolviéndolas lo más pronto
posible, aceptando elegantemente sus críticas, dándole la razón aunque
en realidad no la tenga, satisfaciendo en lo posible sus reclamos, etc.
Una
forma efectiva de lidiar con este tipo de cliente, es ofreciéndole un
excelente servicio al cliente, de tal manera que sobrepase lo que él
esperaba de nosotros.
2. El cliente amigable
El
cliente amigable es el cliente amable, simpático, cortes, es el cliente
que todo negocio siempre quiere tener, aunque en ocasiones puede llegar a
ser muy hablador, haciéndonos perder tiempo.
Para tratar con
este tipo de cliente, debemos ser amables y amigables con él, aunque
siempre procurando mantener cierta distancia, es decir, no darle
demasiada confianza.
Debemos procurar seguirlo en su
conversación y en sus bromas, pero interrumpirlo cortésmente cuando la
conversación se haya prolongado demasiado.
3. El cliente tímido
El cliente tímido es el cliente introvertido, callado, en la mayoría de los casos, inseguro e indeciso.
Este
tipo de cliente suele tener problemas para decidir su compra, por lo
que debemos procurar darle tiempo para que elija el producto indicado,
sin interrumpirlo o presionarlo. O, en todo caso, ofrecerle productos
concretos y pocas alternativas, de tal manera que se facilite su
decisión.
Asimismo, este tipo de cliente suele tener
problemas para comunicar con claridad lo que está buscando, por lo que
debemos inspirarle confianza y hacerle las preguntas indicadas que lo
ayuden a comunicarse mejor.
Este tipo de cliente, por lo
general, suele ser fácil de convencer, pero si le llegamos a vender un
producto que no lo satisface, puede que lo llegue a comprar, pero lo más
probable es que no vuelva a visitarnos más. Por lo que debemos tener
cuidado siempre de venderle aquello que realmente estaba buscando, y
procurar asegurarnos de que haya quedado satisfecho. Nunca aprovecharnos
de él.
4. El cliente impaciente
El cliente
impaciente es el cliente que siempre tiene prisa, es el cliente que
quiere entrar al negocio, comprar y salir lo más pronto posible.
Este
tipo de cliente exige una atención rápida, sin importar que hayan otros
clientes que hayan llegando antes que él, y, por lo general, se ponte
tenso cuando lo hacen esperar.
Por lo que cuando tratamos con
este tipo de cliente, debemos hacerle saber que hemos comprendido que
tiene prisa, y procurar atenderlo o venderle lo más pronto posible.
Fuente: http://bit.ly/TXT3K1
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