Por Javier Esquinca Andrade
Introducción
El presente trabajo tiene por objeto presentar un esquema general de la teoría del institucionalismo y el neoinstitucionalismo como producto de la nueva forma de gobierno que han adoptado las democracias modernas.
Para el investigador José Antonio Rivas Leone(1) la mayoría de las instituciones –las legislaturas, el sistema legal, los partidos políticos, la iglesia, etc.- han influido en la conducción de los gobiernos -“en mayor o menor medida”- es a través de estas como se consolida no tan sólo el sistema político o la democracia, sino incluye la conducta personal de los individuos, es decir, interviene de manera directa en el conglomerado social.
Partiendo de esta premisa “la importancia de las instituciones” trataremos de explicar que el institucionalismo y ahora el neoinstitucionalismo son partes fundamentales de la vida política, económica y social de las naciones, si aceptamos que hoy la desigualdad social, la pobreza, la delincuencia –en todas sus formas-, la concentración de la riqueza, los monopolios, el descontrol de la economía y la corrupción, entre otros, son las mayores amenazas a la convivencia social.
Con la llegada del neoliberalismo –a principios de los noventas- los estados se han visto obligados a aceptar la incorporación de los grupos dominantes en sectores de la economía tradicionalmente bajo el control del Estado: las comunicaciones, los servicios públicos, la construcción de puertos, carreteras, la banca y otros sectores como el agrícola y metalúrgico, ya sea por iniciativa de poderosos grupos nacionales o aliados a extranjeros.
Derivado de estos fenómenos para los estudiosos del tema, el institucionalismo existe desde la mitad del siglo XIX y en el XX por su sentido legalista era contrario al sentir del individuo, éste sentía que vivía bajo regímenes con estrechos márgenes para la acción política y social, considera a las instituciones como un instrumento de control encargadas de vigilar el cumplimiento de la ley.
Por otra parte, al surgir el neoinstitucionalismo –cuyo objetivo central siguen siendo las instituciones- la influencia determina el comportamiento de las instituciones, los individuos y principalmente del gobierno.
Institucionalismo y neoinstitucionalismo
El institucionalismo clásico lo conocemos desde la mitad del siglo antepasado, cuya premisa era el control de los individuos a través de las instituciones –la ley y la norma jurídica-, para ello los gobiernos se concentraron en la aplicación de regímenes sustentados en su propia Constitución, es decir, el legalismo era la forma en que habían coincidido los gobiernos -al menos los occidentales- para mantener el control social.
Por su parte, el neoinstitucionalismo –tomando como antecedente el institucionalismo- pretende llevar a cabo acciones más acordes con la realidad sin apartarse de la norma jurídica, es decir, tiene el objetivo de que las instituciones funcionen de manera más autónoma, sin la rigidez anterior.
En su libro David Marsh y Gerry Stoker (2) señalan que “el neoinstitucionalismo -al igual que el institucionalismo- le concede una importancia central a las instituciones y estructuras, junto a ello a las reglas, procedimientos, organizaciones y los diferentes componentes que forman un sistema político”, es decir, el enfoque sistémico regula la acción de dos formas de control, por un lado la toma de decisiones del Gobierno-dirigente y por otro, la acción de la administración pública que influye en “las relaciones, conductas, comportamiento, estabilidad e inestabilidad, de los gobiernos y reproducción del sistema social”.
Actualmente la ciencia política, la economía, la sociología y el derecho se ocupan del estudio de las instituciones y su comportamiento ante los individuos “el relanzamiento –dice Rivas Leone (3)- de los estudios de las instituciones por parte del moderno neoinstitucionalismo no es privativo de la ciencia política” afirma que otras ciencias –las antes mencionadas- coadyuvan en su estudio y ahora se puede decir que existe un “pensamiento institucional” de los procesos políticos y sociales.
Otros investigadores coinciden que “la cuestión institucional ha recuperado protagonismo en el análisis político y económico durante los últimos años” (4) lo que ha permitido hacer un estudio comparativo entre naciones sobre el tema del neoinstitucionalismo.
En el neoinstitucionalismo el objeto central del estudio es el Estado “como estructura política de tipo formal que representa el poder político”, en tanto entidad de dominio institucionalizado que ofrece respuestas a nivel de organizaciones participantes de la vida política y social de las naciones, sean estas partidos políticos, legislaturas, iglesias o cualquier otra forma que tenga representatividad, cuyas propuestas son de tipo normativo y sistemáticas en torno de los actores mencionados.
Las instituciones forman la base de cualquier tipo de sistema y tienen una influencia directa en el comportamiento de la sociedad , son la estructura en que se desarrollan las actividades de los individuos, en su sentido más abierto imponen las normas, reglas y costumbres de las relaciones sociales, son las que permiten el intercambio entre los individuos con la pretensión que estos se sientan sin presiones y más de acuerdo con el rol que representan en la vida política, social y económica.
El neoinstitucionalismo pretende combinar la teoría con la práctica, es decir, se introduce en el estudio de la democracia, la cultura y el comportamiento políticos de las instituciones y los hombres (y mujeres) con un significado amplio y conductual a favor de la fortaleza del estado.
También el neoinstitucionalismo –de manera más flexible- tiene como objeto participar en la economía de las instituciones para hacerlas más dinámicas, en las políticas para convertirlas en instituciones acordes a las necesidades de los ciudadanos, en la sociología para socializar en base a los valores tradicionales de hábitos, valores y roles de los individuos como una forma de “neoinstitucionalismo sociológico”.
Para algunos estudiosos del tema la interrelación de la sociedad en su conjunto o de forma personal con las instituciones crea una nueva cultura de institucionalidad, que se mueve en torno no sólo de las instituciones sino en torno del propio individuo, es decir, dado que las instituciones son creación del hombre el mismo las ha ido ajustando a sus necesidades, sin desbordar el viejo o nuevo marco legal según las circunstancias de cada nación.
En teoría el neoinstitucionalismo formaría parte -dentro de la economía, la sociología, la ciencia política y el derecho- el marco que daría estabilidad al estado a cambio de que haya obediencia de las normas impuestas, de lo contrario las consecuencias sería la aplicación estricta del marco regulatorio del estado que es la ineludible aplicación de la ley sin distinciones, por lo tanto del comportamiento social se deduce que las preferencias de los ciudadanos serían satisfechas por las instituciones.
Los resultados actuales de la materia en comento, nos permite deducir que el neoinstitucionalismo sería la variable política para la consecución de los grandes objetivos del estado como parte fundamental de cualquier proyecto nacional, se le considera una forma de integrar a los individuos e instituciones revalorizando los logros históricos.
En su análisis Geoffrey M. Hodgson –citado por Rivas Leone- indica que la conceptualización de las instituciones permite tener una dimensión más amplia de éstas, y como determinan e inciden en la articulación de las actividades de la sociedad en su conjunto y a nivel personal, ya sea que los ciudadanos estén o no organizados en instituciones políticas o sociales, se considera que funcionan apropiadamente en referencia del marco social.
Se ha establecido –aceptado por los teóricos del neoinstitucionalismo- que la actividad humana, mediante la permanente acción de pensamiento y obra propaga los modelos conceptuales establecidos por el estado, asume una función dinámica en donde los procesos de aprendizaje de normas, usos y costumbres en el contexto social se transforman en significativos y se vuelven sensibles para el ciudadano.
En su estudio sobre el neoinstitucionalismo, José Félix Cataño (5) se refiere al creador del estudio de las neoinstituciones, Salomón Kalmanovitz, que presenta al “neoinstitucionalismo como un conjunto de ideas diferentes del neoclásico de las instituciones”, considerando que “el neoinstitucionalismo informa que las reglas del juego que guían el comportamiento de los agentes en una sociedad son fundamentales para explicar su desempeño económico”.
En el siglo XIX se dio un gran debate entre las grandes corrientes de pensamiento sobre el papel de las instituciones y los efectos de éstas ante el estado y la sociedad, después de un siglo de discusiones en las que se analizaron la Revolución Industrial, el acumulamiento de riqueza por parte de individuos que aprovechaban las fallas estructurales de las instituciones y la ausencia de control de los gobiernos, en los que –inclusive- se consideró al ser social frívolo ante la compleja situación.
En los años recientes el pensamiento económico ha dominado el funcionamiento de las instituciones, no obstante las nuevas corrientes de pensamiento económico, entre ellas, la de Milton Friedman impulsor del libre mercado, ha comenzado a ser desafiado por nuevos desarrollos teóricos que buscan una comprensión más amplia de los fenómenos económicos.
Actualmente se puede observar que la economía se ha vuelto a preocupar por estudiar los procesos económicos en un entorno más amplio, poniendo el acento en las relaciones entre economía y política, entre economía y sociedad e incluso entre economía y cultura.
Estos estudios permiten -desde una nueva perspectiva de la economía-,investigar, por ejemplo, las relaciones de la nueva economía política, la elección pública, la economía pública, la economía evolucionista y, por supuesto, la misma economía neoinstitucionalista; estas escuelas económicas han tenido una rica interacción y un significativo avance en apenas los últimos 20 años.
En este renacimiento destaca la obra de Douglass C. North(6), sus contribuciones a la evolución del pensamiento económico son muchas; sin embargo, la más relevante fue su idea de introducir el papel de las instituciones y, especialmente, del cambio institucional en el desempeño económico. D.C. North ha sido uno de los impulsores más decisivos de la cliometría, es decir, la aplicación de las técnicas cuantitativas y de la teoría económica al entendimiento de los fenómenos históricos de largo plazo.
Se reconoce que el propósito de North ha sido volver más rigurosa la comprensión de la historia, no sólo a la luz de la historia tradicional o del uso de las fuentes documentales, sino sobre todo de la medición y cuantificación de los fenómenos históricos. North también ha explorado las ciencias de la conducta relacionadas con las decisiones y elecciones de los agentes económicos.
Por sus contribuciones, North cuenta con el reconocimiento de los estudiosos de la sociobiología, pues ha puesto el acento en la necesidad de introducir la capacidad humana para aprender. Algunos de los exponentes del neoinstitucionalismo reconocen que North es uno de sus contribuyentes más destacados.
Los ejemplos podrían extenderse a otros campos, pero bastaría decir que los politólogos reconocen en North una influencia refrescante y renovadora en su campo de estudio. En la actualidad, algunos de los más prominentes economistas neoclásicos han reconocido ampliamente el papel de las instituciones, cuando apenas hace unos pocos años lo negaban de manera categórica.
Aunque todavía hay algunos científicos, por ejemplo Milton Friedman, que argumentan que “las instituciones no desempeñan ningún papel relevante para explicar el comportamiento de los agentes en la economía, el crecimiento económico o la formación de la política económica, el nuevo consenso es que las instituciones sí influyen decisivamente en los resultados a los cuales puede llegar una economía”, sin embargo, con sabia humildad North ha señalado que “la pregunta abierta no es si las instituciones importan, sino cómo y cuándo es que ellas importan”.
Es sabido que bajo determinadas situaciones ciertas instituciones tienen un papel relevante, pero en otras no la tienen tanto muchas veces las mismas instituciones pueden afectar los resultados económicos de modo muy diferente, dependiendo de las condiciones externas, por ejemplo, la cultura, los valores, las organizaciones, el medio ambiente y otros factores pero entonces, el reto, para una teoría no dogmática, es analizar la relación entre instituciones y las ciencias sociales para una mayor comprensión de cuándo y cómo las instituciones afectan el desempeño de las ciencias sociales.
No obstante, se puede afirmar que diseñar instituciones eficientes es algo imposible o, desde otra perspectiva, afirmar que el diseño de nuevas instituciones es inevitable; tampoco puede decirse que la existencia de instituciones ineficientes es permanente, lo que la experiencia ha demostrado es un proceso histórico, cuando lo entendemos como un fenómeno científico que pretende crear nuevas y mejores instituciones, lo que es inevitable.
Conclusiones
• El Neoinstitucionalismo es una actividad multidisciplinaria
• Estudia la relación de las instituciones individuales con el estado
• Analiza el pasado de las instituciones con las actuales y las del futuro
• Tiene como característica distintiva la relación entre la decisión individual y la político-social
• Las instituciones juegan un papel determinante en el estado
• Los estudios del neoinstitucionalismo explican el por qué del desarrollo de distintos países
Bibliografía
1. José Antonio Rivas Leone “El Neoinstitucionalismo y la Revalorización de las Instituciones” Revista “Reflexión Política” 2003
2. David Marsh y Gerry Stocker, en Teoría y Métodos de la Ciencia Política” Ed. Alianza, Madrid, 1997
3. José Antonio Rivas Leone, en “El Redescubrimiento de las Instituciones. De la Teoría Organizacional a la Ciencia Política”. FCE 2002.
4. Jorge Javier Romero, en “El Nuevo Institucionalismo en el Análisis Organizacional” de Walter Powell y Paul DiMaggio. FCE 1999.
5. José Félix Cataño. “Teoría Económica y Neoinstitucionalismo” en “Comentarios al Neoinstitucionalismo como Escuela” de Salomón Kalmanovitz. Revista de Economía Institucional de la Universidad Externado de Colombia. 2003
6. José Ayala Espino y Juan González García. “El Neoinstitucionalismo, Una Revolución del Pensamiento Económico”. Revista de Comercio Exterior. 2001.
Fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario